Sentados con Jesús

 

Hay cierto lugar donde es bueno sólo venir y sentarnos y respirar el aire del ahora. Es ese lugar donde lo pasado ya quedó atrás, y lo porvenir es sólo un sueño. Y la mejor parte, es que ese lugar está dondequiera que te encuentres, porque está dentro de ti mismo.
Aquí estuve el otro día, y pareciera como si hubiese sido ahora. Pero, en lugar de sentir la brisa y el retumbar apacible de las olas del Golfo en Grand Isle, Louisiana, era el revolotear de las hojas de abedul y arce en un bosque de Vermont, y en vez de haber sido el otro día, era 30 años atrás. Y aún así, el lugar es el mismo, aquí y ahora.
Se siente como si me hubiera acabado de levantar de allí y caminado solo una corta distancia momentos atrás; y aquí estoy otra vez Señor, contigo, rodeándome y llamándome y amándome como siempre. Hay una diferencia, claro está, porque ahora Te conozco mucho mejor, pero aquí estás Tú, el mismo para siempre, otra vez.
Se siente como en casa Aquí contigo, porque lo es. Y con cada vuelta que doy por el mundo, tantas cosas pueden pasar, y sí pasan. Ahora, me siento Aquí de nuevo, lleno de Ti y los frutos de la vida que Tú me has dado. ¿Puedo creer de veras que he estado en otro lugar mas que Aquí? Pero, ¡Cuanta abundancia has traído a mi camino! Mi esposa, mis hijos, mis amigos y mi familia en Ti. Tantas ricas experiencias, tanto amor, tanto de todo!
Y aún así, Aquí estoy de nuevo, con nada, excepto Tú; hasta que me vuelva a levantar y regrese a mi vida diaria y a la plenitud de Tu Bondad. Y entonces, de regreso Aquí, vendré a Ti, donde todo lo que realmente tengo, verdaderamente es para siempre. Según como este instante pasó tan rápidamente, así también pasarán algunos “momentos” más. Con el tiempo, la llenura de mi vida se vaciará. Mis hijos crecerán y seguirán su propio camino hacia los mañanas de la vida. Ni mi esposa ni yo viviremos para siempre en este mundo tan ocupado. Entonces el trabajo de mis años yacerá tras de mí, a medida que me acerco al final de mis vueltas por este mundo, y me acerco más a Ti para siempre.
¡Cuan maravillosas son tus obras, oh Señor! Y ¡cuan grande es el entender tus caminos!; el saber que el fin de nuestra vida, que para el mundo es tristeza y pérdida, en Ti trae gozo y riquezas eternas. El
saber que nuestro único y real tesoro son los amigos y seres queridos que se encuentran en Ti, trae descanso a mi alma. Lo perdido es ganancia, y lo que realmente muere es el dolor. En Ti “vivimos, y nos movemos, y somos.” Lo demás es fantasía pasajera.
Tú dijiste: “El Reino de Dios está entre nosotros”, y así es. Sentarme en Tu Reino es tener el cielo en la tierra. Habitar en Tu presencia es plenitud de gozo. Respirar cada momento es saborear Tu gracia. Gustar de Tu bondad es vida eterna. Contemplarte es el amor mismo. ¿Te sentarías conmigo?
Ahora estimado lector, Le puedes escuchar a El decir: “¿Te gustaría sentarte Conmigo?”
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis 3:20

Por Dick Funnell
16 de enero, 2002

Back